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Iglesia, Sindicatos y Trabajadores Católicos en la Semana Trágica (Buenos Aires) (página 2)



Partes: 1, 2

La guerra mundial
implicó también consecuencias para la Argentina. El
proceso
crítico golpeó fuerte a una economía
argentina estrechamente vinculada a los países
beligerantes, y con ella a los trabajadores. En esos años
el promedio de los salarios
mensuales siguió una tendencia decreciente que de sesenta
y ocho pesos en 1914 pasó a ser de cuarenta y dos en 1918
mientras la desocupación y el costo de vida se
incrementaban. Cuando en enero de 1919, en torno a la
problemática de los talleres Vasena y a la huelga general
declarada en solidaridad con
los trabajadores de la empresa
metalúrgica, se desató la violencia, las
tendencias existentes dentro de la clase
trabajadora expresaron una rica síntesis
de su historia y sus
perspectivas. Estas se evidenciaron en las publicaciones
realizadas al calor de los
acontecimientos, así mientras La Vanguardia del
Partido Socialista -imbuido en la estrategia
parlamentarista reformista pregonada por la segunda
internacional- reclamaba prudencia y sensatez, los
anarcosindicalistas reclamaban y observaban en la sucesión
de actos el inicio de la revolución. En su edición
del 10 de enero de 1919, el diario anarquista La Protesta
proclamaba "El pueblo está para la revolución.
Lo ha demostrado ayer al hacer causa común con los
huelguistas de los talleres Vasena
".

Sin negar la importancia de los estudios referentes a
las tendencias mencionadas en el párrafo
anterior, y debido a las líneas mencionadas en el anterior
apartado, en este trabajo
preferimos estudiar el papel desempeñado por la Iglesia y los
Sindicatos y
Obreros Católicos en el proceso. Pues, como
dijéramos, la semana trágica establece una
instancia de definiciones donde cristalizó toda la carga
histórica e ideológica de un largo período
inaugurado bajo el reinado de las condiciones de producción capitalistas en Argentina. La
Iglesia Católica y sus Círculos Obreros, sus
perspectivas, su ideología, no escapan a esta
situación.

A fin de lograr una correcta resolución de la
tarea que nos hemos propuesto, hemos decidido iniciar la exposición
partiendo de la postura teórica de la Iglesia frente al
trabajo, frente a la clase trabajadora, frente al capitalismo y
frente a la lucha de clases y sus formas "violentas" de
manifestarse. El estudio de las caracterizaciones que hace la
Iglesia Católica a estos respectos, su rol
ideológico dentro del entramado social y su accionar
hacía la clase trabajadora mantienen una coherencia que se
verá manifiesta en el apartado dedicado al proceso de
lucha desatado en La Semana Trágica de Enero de
1919.

BIENAVENTURADOS LOS POBRES, LOS QUE SUFREN, PUES DE
ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS

(Mateo, Versículo 3)

Aparencialmente La Iglesia Católica pregona una
actitud
favorable hacía la clase trabajadora. Desde la fuente
primera del dogma, La Biblia, surgen palabras que estimulan la
esperanza de "los pobres", de ellos, pues, será el reino
de los cielos. En el mundo próximo, es decir el mundo
materialmente sensible y real, la cosa es un poco distinta. Su
accionar se ha centrado en salvar a la sociedad -un
tipo de sociedad, y cierto tipo de relaciones sociales-, la
propiedad y la familia, de
los enemigos disolventes, los "enemigos de la Iglesia": El
anarquismo y el socialismo ateos.
La intensa tarea ideológica de la Iglesia se vio reflejada
en su accionar dentro del Círculo de Obreros
Católicos. Así pues las resoluciones del
Círculo de Obreros Católicos nos presentan un
panorama bastante preciso del tipo de propaganda
desplegada dentro de las filas obreras.

Las particularidades de las resoluciones en los
congresos de los Círculos Católicos y la Liga
Social evidenciaron preocupaciones referentes a distintos
aspectos de la realidad. Sin embargo aun cuando la
exposición pareciera ser pura materia
religiosa, en realidad no lo es. Cuando las resoluciones centran
su atención sobre la neutralidad religiosa en
la sindicación obrera, lo que corre debajo de sus
menciones no es un mero problema teológico –no es el
problema la negación de la existencia de dios- sino una
clara alusión al anarquismo y al socialismo, y las
derivaciones que se deducen de ella: "la neutralidad religiosa
(…) en la sindicación obrera, no es sino una
fórmula hipócrita, en el fondo la más
intolerante, que deja sin base doctrinal y sin criterio moral a
la
organización más representativa de la clase,
tan necesitada como la que más de principios fijos
que marquen a los propios y ajenos derechos y deberes, y que
consoliden el reinado de la justicia en el
mundo del trabajo
" Esa justicia y esa moral son los dictados
por dios, y ejecutados por su representante en la tierra: La
Iglesia. No se colocaba en tela de juicio las nociones de
organización de la clase, sino su
composición ideológica. Deducimos además que
antes que buscar la disolución de las organizaciones
obreras, los intentos parecerían ir en la dirección contraria. La clase obrera debe
estar organizada, así como las otras clases
sociales. Tal, evidencia una primera presencia de una
noción de estado
corporativo "Los sindicatos obreros católicos no se
oponen a la organización de otras clases sociales, antes
bien desean la constitución de obreros y patrones, y la
representación legal de unos y otros
". No ha sido pues
la negación del conflicto
entre Capital y
Trabajo sino su reconocimiento, las potencialidades que conlleva,
lo que inspiró a la Iglesia Argentina a tomar cartas en el
asunto, esas cartas buscan precisamente "limar los extremos" que
presenta la lucha de clases. Tal posicionamiento
posee simetrías con lo que fuera la Encíclica
Rerum Novarum, escrita en 1891 por León XIII, que
tenía como principal objetivo
sentar las bases de la Doctrina Social de la Iglesia, es decir,
elaborar un programa
reformista que fuera capaz de contener la desbordada
situación en que se encontraba la lucha de clases en
Europa. A tal
fin, frente a la lucha de clases, el Congreso de
Católicos-Sociales de Mayo de 1919 en su apartado
referente a Formación obrera y orientaciones sindicales
dice lo siguiente "A la lucha de clases, que es la guerra social,
hay que oponer la defensa de la clase y la unión de todos
por la vida"
El ideal de alianza de clases, armonía de
clases, y paz entre clases, fue el móvil de la iglesia.
Deberíamos decir, además que, esa unión de
todos por la vida, es por un tipo de "vida" peculiar y
característico, que sin embargo nunca es definido
explícitamente más que con frases tales como "el
orden natural". La preocupación de la Iglesia
Católica estuvo fundada en esos elementos disolventes que
pregonaban la guerra de clases. Ésta pues "no solo
resulta antisocial y dañosa a los intereses obreros, sino
que, de ordinario es el medio de que se sirven los leaders
sindicalistas, para convertirse en caciques de las masas
trabajadoras"
" Así la violencia aparecería
contraria a los intereses de la clase trabajadora, impulsada por
elementos ajenos a ella- Los "Leaders", e
históricamente opuesta a los designios de dios. Claro
está que esa oposición teórica a la
utilización de la violencia ha tenido su contrapunto en la
historia real del cristianismo.

Desde la Teoría
de la Paz de Dios la utilización de la violencia ha sido
legitimada en la lucha contra los infieles. En aquellas
épocas medievales, en los albores del feudalismo, el
temor a la "disolución del orden social" se presentaba
como temor a la destrucción y pillaje de la propiedad
eclesiástica provocada por la guerra interseñorial.
El espiral de violencia en que estaba sumergida la sociedad
europea de entonces fue pues expulsada hacía los
márgenes de la cristiandad, contra los enemigos de dios,
contra los "infieles", no solo estaba permitido, sino que era
eminentemente saludable guerrear… Llegaron entonces Las
Cruzadas. Luego, la Inquisición, se convirtió en la
primera institución organizada para la búsqueda,
captura y aniquilación de los elementos desestabilizadores
dentro del propio cuerpo social europeo. "Brujas", "hechiceros",
rebeldes y científicos sufrieron su persecución.
Sin necesidad de remontarnos tanto en el tiempo, basta
con recordar el papel legitimador de la violencia del Estado
jugado por la cúpula de la Iglesia Católica en la
última dictadura militar
Argentina.

La condena de toda violencia por parte de La Iglesia no
es verdadera, por el contrario la condena de la violencia tiende
a aparecer en la iglesia cuando esta ve amenazadas las bases de
su sustento. La violencia del Estado no es condenada, la de la
clase obrera sí. "El Círculo de obreros
católicos repudia todo procedimiento de
violencia y de lucha ofensiva aplicado por los obreros asociados
en contra del Estado, del capital, de los patrones, de los
dirigentes profesionales o de los mismos trabajadores
" En tal
caso, la violencia de los obreros organizados no es más
que un acto contra el orden social "cristiano" y es llevada
adelante por enemigos de los supuesto intereses de la clase
trabajadora: El socialismo y el anarquismo. "El Círculo
de obreros católicos repudia toda solidaridad con las
organizaciones de carácter socialista o anarquista, o del
llamado sindicalismo
de acción
directa, contrarios al orden social cristiano y perturbadoras de
la paz pública
" Veremos más adelante
cómo es defenestrada la violencia de anarquistas y
socialistas mientras que se glorifica la represión del
Estado y la de la Iglesia misma.

Esta suma de definiciones conceptuales no muestra
qué tipo de caracterización de la realidad
contemporánea realizaron los Círculos de Obreros
Católicos, y cuál es el trasfondo conceptual guiado
por la Iglesia. En ese sentido, la definición del concepto de
propiedad, detallado en el "vocabulario explicativo" del congreso
de Marzo de 1920, nos enseña la base desde la cual se
construye su pirámide teórica: "Propiedad
Privada: Es el ejercicio de un derecho natural en cuya
virtud queda afectado un bien al uso exclusivo de la
persona que lo
retiene justa y plenamente"
-El subrayado es
nuestro-

Siendo para ellos la propiedad privada un derecho
natural, es lógico, y consecuente, que cualquier
programa o acción política que
cuestione su divina naturaleza,
reciba menosprecio y reprobación. En el mismo sentido la
puesta en entredicho de la autoridad del
Estado y de la Iglesia es igualmente denostada, siendo estas dos
las más grandes instituciones
guardianas de la paz social"Nada hace tanto daño a
la causa de los obreros como el sindicalismo de sentido negativo
y de lucha social, que más que edificar tiende a destruir,
y que rechaza por estrechez de criterio toda
intervención de las dos grandes potencias sociales: La
Iglesia y el Estado
."-el subrayado es nuestro-.

La clase trabajadora deberá sufrir para ganar el
cielo, de modo alguno las acciones que
intenten tomarlo contarán con el beneplácito de la
Iglesia, la propiedad debe ser santificada y es de uso exclusivo
de ciertas personas -de los burgueses-. La clase trabajadora paga
así, trabajando para otros, la condena de Adán y
Eva. En su encíclica Rerum Novarum el papa
León XIII afirmaba. "Si algunos alardean de que pueden
lograrlo, si prometen a las clases humildes una vida exenta de
dolor y de calamidades, llena de constantes placeres, ésos
engañan indudablemente al pueblo y cometen fraude que tarde
o temprano acabará produciendo males mayores que los
presentes. Lo mejor que puede hacerse es ver las cosas humanas
como son y buscar al mismo tiempo por otros medios
(…) el oportuno alivio de los males
". -El subrayado es
nuestro- Las cosas "como son" deben seguir siendo. La lógica
del sufrimiento y la condena rodean al dogma y solo permite
alivios parciales, naturalizando una vez más las
relaciones sociales de producción capitalistas, y de
allí su lógica en la acción de los
Círculos de Obreros Católicos. En este sentido,
esos alivios parciales parecen ser entendidos más como
herramienta de contención de los trabajadores que como una
conquista para ellos: Por ejemplo, al respecto de la necesidad de
obras sociales para los trabajadores se afirma lo
siguiente:"Los sindicatos que carecen de obras sociales
(…) tienden casi inevitablemente a la agitación
perturbadora y a la lucha social
"

Así pues quedan expresados los más
fundamentales postulados teóricos desde los cuales parten
los Círculos de Obreros Católicos, y quedan
también de manifiesto sus temores. A ese respecto debemos
decir que los temores de la Iglesia a partir de 1917 y la
revolución de octubre tuvieron, si se quiere, motivaciones
reales. Contrariando la idea de que es un temor infundado podemos
afirmar que poseía pues una base empírica. El
informe de 1919
ya citado nos indica en su parte final los motivos de esta
"preocupación" cuando describe la evolución de los miembros de lo que fuera
la "Liga Social". En este sentido encontramos que hacía
1910 esta aparece con 824 miembros que hacía 1914 se han
multiplicado hasta llegar a 4810. Así pues, la tendencia
ascendente continuó hasta 1916 llegando a un máximo
de 4827 miembros, mientras que en 1917 esa tendencia
encontraría un freno, cayendo repentinamente su
número a casi la mitad (2600). Hasta el año 1919,
año del informe, si bien muestra cierta
recuperación, no había vuelto a alcanzar su
número máximo. A ello pues es preciso añadir
la oleada de huelgas triunfantes y movilizaciones de la clase
obrera organizada, a partir de la de la FOM en 1916, que
alcanzarían su pico de tensión en la semana
trágica de 1919. A este problema, y a la
participación de los católicos, nos referiremos en
el próximo apartado.

LA
SEMANA TRÁGICA Y LOS OBREROS
CATÓLICOS

Nestor Auza en su libro
"Corrientes sociales del catolicismo Argentino" presenta de la
siguiente forma los antecedentes del congreso de católicos
sociales celebrado en Mayo de 1919: "Ante todo digamos que en
el momento de decidirse la convocatoria, el movimiento
obrero porteño, en su facciones anarquistas, sindicalistas
y socialistas pasaba por una de su más trágicas y
dolorosas etapas. Nos referimos a la tristemente conocida "semana
trágica", que (…) dejó un saldo de muertos,
heridos, presos, perseguidos y desaparecidos como nunca hasta
entonces había ocurrido en la historia del movimiento
obrero.
" Si bien el autor señala la existencia de
grupos
ciudadanos dispuestos a ejecutar por sí mismos una pseudo
justicia, Auza carece de todo sentido critico hacía el
accionar de la iglesia y los trabajadores católicos. En
ningún pasaje menciona participación alguna de los
trabajadores católicos en los hechos, y por ende tampoco
en la violencia ejercida por estos contra los sectores del
proletariado movilizado. El apartado dedicado a los
Círculos de Obreros Católicos no posee más
que un mero carácter descriptivo, en donde no se
establecen las relaciones que los círculos
católicos mantuvieron con otras fracciones organizadas de
la clase, ni el carácter del sindicalismo católico.
Claro está, el congreso de Mayo de 1919 se convoca
apresuradamente para "afinar" ciertas cuestiones relacionadas a
la organización interna de los círculos obreros y
como consecuencia de los hechos de inmediatamente
previos

En nuestra opinión se presenta como tarea a
realizar el análisis real de estos sectores en los
acontecimientos de enero. En ese sentido, como
adelantáramos previamente, existió una coherencia
significativa entre lo que se ha presentado como lógica
teórica del catolicismo frente al conflicto entre capital
y trabajo, frente a la lucha de clases, y la manifestación
en el plano de la acción. La conciencia se
transformó en presencia, la ideología en
expresión real y material, el dogma en balas… y la
violencia, muchas veces escondida socarronamente, fue,
simplemente, violencia.

La evidencia de que disponemos para tratar el tema nos
muestra que ya desde finales del año 1918 la propaganda y
el accionar de grupos católicos seguía la tendencia
de enfrentar y atacar a sus opositores. Así el diario
El Pueblo, de clara tendencia
católico-nacionalista, el 8 de Diciembre de 1918 describe
los acontecimientos ocurridos en la plaza del
congreso:

"Efectuóse el domingo por la tarde en plaza
del congreso la conferencia
organizada por la "Federación de los centros de
acción y estudios sociales. Los oradores designados, Juan
Podestá y Dionisio R. Napal, y los temas "Bolchevikismo y
patria", "La república, ellos y nosotros" habían
despertado mucho interés en
el público
(…).

Antes de la hora fijada, una concurrencia numerosa se
congregó en la plaza
. (…) Ocupó luego
la tribuna, el señor Juan Podestá, quién
estudio las causas originarias de la profunda perturbación
social y los motivos que explican la violencia de los partidos
extremos. Sus palabras, escuchadas con visible agrado,
merecieron, en varios pasajes, la consagración del
auditorio, que había seguido creciendo durante la
disertación. Como el orador que ocupaba la tribuna en
Entre Ríos y Rivadavia no podía ser oído por
la gran cantidad de público que se había reunido,
se decidió que el presbítero Napal hablara desde el
monumento de los dos congresos.

Fue aquel un espectáculo imponente.
(…). Desde una de las barandas, como sobre un plinto,
la silueta del sacerdote, precisa y viril, se destacó
dando una nota de valiente intrepidez.
(…) Hora y media
–sin más paréntesis que los dedicados a
algunos pobres exaltados, que inútilmente intentaron
provocar desorden- duró la exposición. El
maximalismo y las bellezas de la revolución
rusa; la autoridad moral de Ingenieros y demás
adláteres que aquí pretenden propiciarlo; el factor
judío en los movimientos revolucionarios del mundo; las
evoluciones, el oportunismo y la admirable adaptabilidad de los
campeones socialistas, fueron los capítulos salientes que
la asamblea saboreó y que, en algunos casos aclamó
ruidosamente, largamente.

El auditorio reprimió con inmediata y
eficaz energía a algunos libertarios que se desesperaban
por alterar el orden. La policía estuvo muy
correcta.

Finalizado el discurso, la
autoridad no pudo impedir que aquel concurso de pueblo, que no
bajaba de tres mil personas, acompañara en
manifestación al orador, cantando el himno nacional,
vivando a la bandera y aclamando a las instituciones de la
patria
. "-El subrayado es nuestro-

Entre tanto, el mismo periódico,
el día 9 de Diciembre -tan solo un día
después del citado-, hacía mención a otra
conferencia realizada por el presbítero Franceschi, cuyo
eje principal fue "La democracia y
la Iglesia" y de la cual los temas tratados
habrían sido, entre otros, "el contenido de la
aspiración democrática", "la tendencia
democrática del evangelio", "las clases sociales y la
doctrina católica".

De estos informes se
desprende entonces el rol activo, propagandístico
ideológico, que el catolicismo desempeñaba ya desde
diciembre de 1918 en la vía pública. En tanto se
observa también, descrito en las propias palabras del
periódico, la represión que "el público"
efectuó sobre estos pocos ("algunos") libertarios
-suponemos que anarquistas-. Encontramos ya, entonces,
antecedentes de enfrentamientos violentos en los que estos
alegres discípulos del orden y la patria habrían
enfrentado a anarquistas. Veamos a continuación que
noticias
tenemos de la participación de los obreros
católicos en los sucesos de Enero.

El día 6 de enero, el diario El Pueblo
publicaba lo siguiente:

"Una jornada de Gloria para la acción
social católica.

El domingo 5 de enero, en la historia del
círculo de obreros de Nueva Pompeya, se destacará
siempre como una jornada gloriosa. El acto público
realizado por la institución en esa fecha, adquirió
los contornos de una valiosa profesión de fe, de una
intrépida y resonante exteriorización de fuerza.

Como se había anunciado, a las 5 PM, en
Avenida Sáenz y Esquiú, ocuparon la tribuna

(…) los señores Samuel Medrano,
presbíteros Franceschi y doctor Napal. Delegaciones de
círculos y centros hermanos contribuyeron a dar a la
manifestación proporciones de extraordinario
entusiasmo.

Terminadas las conferencias (…) los
manifestantes se dirigieron en columna al parque Patricios.
Durante el trayecto se entonaron las estrofas del himno nacional
y de la canción de los círculos de
obreros.

Cuando los manifestantes, que ocupaban más de
una cuadra, de diez y seis en fondo, se aproximaban al punto
terminal, observaron que en Rioja y Caseros, los elementos
ácratas y rojos, complotados, habían preparado, con
propósitos de resistencia, una
especie de contramanifestación. Esto bastó para
entusiasmar y enardecer aún más a los
católicos. Resueltos y decididos se dirigieron a ese
punto, rechazando y persiguiendo durante buen trecho a los rojos,
que al primer amago de ataque, se dispersaron vergonzosamente en
todas direcciones, abandonando el campo, emboscándose en
el parque, parapetándose en las esquinas,
ocultándose en los cafés. Al primer empuje, los
rojos pusieron de manifiesto el único valor que
poseen, el de… la disparada incontenible, maravillosa,
estupenda.

Respondiendo a la clamorosa exigencia del
público, apareció
(…) el doctor
Napal.
(…) Condenó con enérgica frase
el atropello inaudito y cobarde de los profesionales de la
emboscada, alzados contra la libertad,
contra las garantías de la constitución, contra la
enseña patria y las tradiciones sagradas que representa.
Expresó que el miedo arrancaba de sus antros a los rojos,
al ver que se les iba el dominio
fácil que habían adquirido sobre la masa, en veinte
años de insidias impunemente propagadas.

(…)

Mientras tanto, los elementos diseminados por el
parque, pertenecientes al comité local rojo, protegidos
por la distancia y los árboles, con la intención evidente
de herir a los oradores, arrojaban piedras. Grupos de
jóvenes católicos, en varios casos, castigaron
severa y ejemplarmente los cobardes autores de esos
atentados.

(…)

He ahí las hazañas memorables de los
socialistas! Sin ideas, sin hechos, sin verdades para combatir,
apelan en su desesperación, a procedimientos
criminales. Esos son los frutos de la educación y la
cultura
socialista."
–El subrayado es nuestro-

Respecto del mismo acontecimiento, el
periódico La Unión decía lo
siguiente:

"(…) Terminados los discursos
organizados una manifestación que recorrió las
calles hasta llegar al parque de los Patricios, donde los
esperaba una contramanifestación compuesta de
ácratas cuyo número se elevaba, más o menos,
a 800 individuos.

Los ácratas, entonces, escondidos
detrás de los arboles,
comenzaron a descargar sobre los obreros una lluvia de piedras
(…)

Esta señalada cobardía de los sectarios
enardeció los ánimos de tal modo que, alzando los
bastones arremetieron a los anarquistas con tal violencia que los
disgregaron, ocasionando numerosos contusos, terminando de
dispersarlos las fuerzas policiales que más tarde llegaron
y aprendieron a una veintena de agresores"

De las crónicas presentadas al respecto de los
acontecimientos del 5 de enero se deducen varias cuestiones. A
priori no tenemos más que señalar el titular de la
noticia elegido por El PuebloJornada de Gloria-.
Segundo, referente al acto público mencionado al comienzo
del artículo: Siendo que los oradores citados son los
mismos que aquellos señalados previamente en los sucesos
de Diciembre de 1918 -Napal y el presbítero Franceschi-,
es más que probable que los temas tratados -no
especificados esta vez por ninguno de los dos periódicos-
hallan sido semejantes a los de diciembre. En tal sentido, y
resaltando el sitio elegido para desarrollar el acto -cercano al
epicentro del conflicto, y a la empresa
metalúrgica Vasena- afirmamos que el acto -inicial- fue de
un claro carácter provocativo hacía los
trabajadores en huelga. Luego, los acontecimientos violentos, los
enfrentamientos con "los rojos" son la cara visible de una
declaración de guerra hacía la clase obrera
movilizada.

Punto aparte merece el análisis del léxico
utilizado por ambos diarios de filiación católica.
En la caracterización de los enfrentamientos se observa
claramente un enorgullecimiento de la violencia descargada sobre
los trabajadores. Por otro lado, se evidencia una clara
intención de exaltar el triunfo del catolicismo sobre la
ideología socialista, que, según la crónica,
carece de verdades y de ideas. A este último respecto
debemos señalar que nuevamente se las "discute" en los
términos en que se desarrolla y concluye la batalla
Los rojos huyendo-. Es decir en el plano de las
relaciones de fuerza del enfrentamiento y a la luz de los
resultados del mismo, y no se especifica en qué sentido
la moral
cristiana sería superior al ideal socialista o anarquista,
ni se discuten sus errores, la operación discursiva se
resuelve en una descalificación automática por el
solo hecho de ser "rojos". Asimismo, el recorte realizado al
informe del diario La Unión, presenta una descripción casi igual a la de El
Pueblo.
Sin embargo de él rescatamos lo siguiente.
Quienes inician el enfrentamiento son "ácratas", que
atacan a los obreros. El procedimiento, en este caso,
sencillamente le esta quitando la condición de clase a los
anarquistas y solo se lo adjudica a los católicos
agredidos. Por último, la violencia, la incitación,
la agresión, se origina en el bando "rojo", los
trabajadores católicos, que decidieron realizar el acto y
la marcha en las ubicaciones especificadas, simplemente
respondieron a la provocación de los
otros
.

Sin embargo, la provocación y los actos de los
círculos católicos no culminaron allí. El
día siguiente de los acontecimientos mencionados, lunes 6
de Enero, se realizó un nuevo acto en Nueva Pompeya.
"El Lunes por la tarde realizóse en Nueva Pompeya un
significativo y brillante acto de homenaje al presbítero
Napal ofrecido por la comunidad
capuchina y círculo de obreros como acto de desagravio por
el atentado de que fuera víctima el mes pasado y en
tributo de aplauso por la noble conducta del
valiente luchador en los recientes actos de propaganda
." En
esta ocasión el diario se excusa por el estrecho espacio
que pudo ser dedicado a tal noticia, y no se informa de
enfrentamiento alguno. (Lo cual no quita al acto, nuevamente, el
carácter provocativo, pensando sobre todo en la
temática desarrollada y el barrio elegido).

El enfrentamiento entre los trabajadores en huelga y los
católicos continuó los siguientes días. A
continuación citamos fragmentos del Informe sobre el
saqueo e incendio del colegio-asilo e iglesia de Jesús
Sacramentado elaborado por el capellán de Jesús
Sacramentado, y que ocupa la manzana delimitada por las calles
"Yatay, Corrientes, Pringles y Humahuaca.

"Excmo. Sr. Doctor Mariano Antonio Espinosa,
Arzobispo de Buenos Aires

Cumplo con el triste deber de confirmar por escrito
el informe verbal que hice V.E la semana pasada, del saqueo e
incendio de que han sido objeto el día 9 de enero el
colegio-asilo Cada de Jesús e iglesia de Jesús
Sacramentado
. (..)

El mencionado día 9 de enero, por la tarde, de
dos a tres, notábase en estas cercanías una
concurrencia extraordinaria. El objeto ostensible de la
aglomeración era presenciar el paso del cortejo
fúnebre que debía recorrer más tarde esa
calle, con los cadáveres de los que perdieron la vida en
las refriegas motivadas por la huelga de los talleres Vasena.
Molestaban con gritos y pedradas a los vehículos que
acertaban a circular por allí
(…).

Más o menos al mismo tiempo, dos cuadras
hacía el centro, asaltaron y saquearon una
armería.

En el ínterin improvisados oradores, entre
ellos una mujer con una
bandera roja en la mano, y según numerosas versiones, un
revólver en la otra, arengaban en diferentes sitios a la
multitud, que atraída por los diversos incidentes
aumentaba por momentos
(…).

Poco después de las cuatro de la tarde
comenzaron las primeras demostraciones bien marcadas contra la
iglesia y el colegio
(…). Al rato los gritos
hostiles, pedradas, rotura de vidrios y golpes en las puertas
arreciaron, y como obedeciendo a una consigna, inicióse un
asalto general.
(..) Comenzó así su obra de
rapiña y destrucción.
(…) Numerosos
forajidos bajaron de los altares y de otros nichos del templo
catorce estatuas, que luego fueron consumidas por el fuego entre
aplausos frenéticos de la turba.
(…)
Subieron al coro y arrancaron a golpes varios tablones del
órgano.
(…)

Felizmente no tenemos que lamentar ninguna desgracia
personal,
había en la casa en el momento del atentado solamente
trece hermanas, una señorita maestra y cincuenta y
cuatro niñas.
(…) En la iglesia estaba
únicamente el sacristán y en la quinta dos peones y
un mandadero, todos ocupados en sus tareas ordinarias. El
asalto, por lo repentino e inesperado, tomo a todos
desprevenidos.
(…)

Sin embargo, más que los perjuicios materiales
ocasionados, apena el alma el pensar
que hay miles de personas en Buenos Aires
dispuestas para tales hazañas, que pueden reunirse,
organizarse y hacer su propaganda criminal sin que ninguna
autoridad se preocupe de impedirlo.

Confiando en que lo sucedido sea fecundo en
enseñanzas provechosas para todos, y en que tales hechos
no se repetirán, saludo
respetuosamente"

Al mismo acontecimiento El Pueblo del 10 de enero se
refería así:

"(…)La casa de Jesús de las religiosas
Siervas de Jesús Sacramentado (colegios de niñas) y
la capilla contigua a ese colegio fueron ayer asaltadas e
incendiadas por los elementos obreros del socialismo y la
Acracia, que asistieron al entierro de las víctimas
obreras de la batalla campal de hace dos
días.

Ningún motivo ni pretexto podía tener
la banda de forajidos para atacar a las mujeres indefensas y a
las pobres niñas, asaltando su casa, vejando a sus
moradoras, exponiéndolas a la muerte,
destruyéndolo todo e incendiando
(…)

La acción policial – Cuando todo
desmán estaba cometido y las llamas habían tomado
singular importancia, cuando el incendio estaba en su apogeo,
allá a las cansadas, como si tuviera la consigna de llegar
tarde, la policía llegó."

Del informe del capellán surge un concepto que
podría pasarse por alto entre tanta descripción de
la violencia y la destrucción de "los forajidos": Los
cadáveres de los que perdieron la vida en las refriegas
motivadas por la huelga de los talleres Vasena.
Es decir,
según el informe, "Las refriegas fueron motivadas por
la huelga"… Pero además lo interesante de
observar los acontecimientos ocurridos reside en ver qué
es lo que no ocurrió. Y sobre todo, ¿por
qué no ocurrió? Así pues la
descripción realizada tanto en el informe como en la
crónica periodística nos presentan una
situación que podría ser digna de una historia de
terror, de locura y de muerte escrita
bien por Horacio
Quiroga, Edgar Allan Poe o
por qué no por el argentino Armando Bo. (Las pobres
niñas, las hermanas -monjas- la señorita maestra,
¡qué mejor plato para esos "centenares de
degenerados, rojos los ojos por el furor"
!) Había
allí los pocos hombres descritos y fueron tomados por
sorpresa. La policía era poca y actuó tarde.
Confiando en que lo sucedido sea fecundo en enseñanzas
provechosas para todos, y en que tales hechos no se
repetirán
… En resumidas cuentas se hace
explicita la falta de acción y de precaución por
parte de aquellos que podrían haber "defendido" a la
iglesia. Esto puede ser confirmado cuando se repasa la información brindada por el diario El
pueblo
el día 13 de Enero, cuyo título es
"El asalto a los templos. Un aplauso y una
recomendación"

"El asalto e incendio de la iglesia de Jesús
Sacramentado de que informamos no era la única
fechoría de esta índole que se proponían
realizar los elementos exaltados. Se había resuelto que no
quedara convento, iglesia, colegio –sobre todo de mujeres
pues no gustan esos elementos cobardes e indignos vérselas
con varones- sin que fuera victima de la
mazorca.
(…)

El único asilo y la única iglesia donde
la fiera consiguió actuar fue la Iglesia de Jesús
Sacramentado.
(…)

Solo diremos en síntesis que fue elemento ruso
en su mayoría el que realizó la salvajada, que
entre él se contaban varias mujeres, rusas también,
que la horda robó todo lo que pudo robar y quemó
luego cuanto pudo quemar.
(…) Hemos desautorizado
también las versiones antojadizas y exageradas que han
corrido al respecto y declarar que no hubo ninguna desgracia que
lamentar, solo debido a que todas las religiosas y las asiladas
tuvieron tiempo de huir.
(…)

Por lo que respecta al asalto llevado contra otras
iglesias, dejamos constancia con intima satisfacción de su
fracaso. Y aquí llega el aplauso que anuncia el
título.

La valiente mozada católica, que forma en los
centros de estudios sociales y de acción social adheridos
a los círculos de obreros, y la no menos simpática
muchachada de los centros de ex alumnos de Don Bosco, han tenido
un gesto que los honra. Voluntariamente, sin que nadie los
llamara, ofreciese para defender los templos, los colegios e
instituciones católicas de posibles ataques maximalistas.
No queda iglesia, ni colegio, ni institución
católica en la que no haya un número incontable de
jóvenes y caballeros que hagan sus noches de guardia, con
las armas al hombro,
dispuestos a todo, pero sobre todo…a vencer.
¿Qué si lo conseguirán? Lo han conseguido
ya. Los ataques llevados a la Iglesia de San
Agustín, colegio del Huerto y otros, fueron todos
repelidos con energía. La muchachada católica, de
hablar muchas veces florido y galano, se dedica a obsequiar
con…confites a quienes van por ellos. Y si temibles
resultan hablando, más resultan ahora que no hablan, para
los forajidos que pretenden repetir aquí la Semana Roja de
Barcelona.

Y mientras aplaudimos a esa valiente muchachada,
intrépida, corajuda, valiente, heroica, tolerásemos
interrogar de paso a tantos escépticos y comodones
católicos, como suelen haber, si ahora creen o no en la
eficacia de
los centros de estudios sociales, de los círculos de
obreros, asociaciones de ex alumnos, etc.

No queremos dejar de reseñar el más
importante de los ataques rechazados en estos días, o
mejor dicho, en estas noches. Fue la del viernes. A eso de las
11,30 hs. p.m. un grupo de unos
cien hombres avanzaba por entre las sombras, por la calle
Yapeyú, en dirección a los colegios Pío IX y
María Auxiliadora, en Almagro. Del grupo destacase luego
una delegación de veinte sujetos. Ignoraban éstos
que había ya centenares de armas de particulares y
vigilantes apuntándoles. Avanzaron aún cruzando la
calle San Carlos y junto al colegio de las Reverendas Hermanas
dominicas, alguien escaló una ventana y encendió un
fósforo. ¿Lo que siguió? Una rápida
descarga cerrada desde todas las azoteas vecinas, una
rapidísima fuga de los asaltantes, la caída de
alguno que fue recogido por sus mismos compañeros y la
rápida llegada de fuerzas de línea por la calle
Victoria. Y lo que pasó, había sucedido
idénticamente, si en vez de cien hubieran sido dos mil y
aún más los asaltantes.

Y bien, así hay que hacer, hoy…y
siempre. Y llega su turno la "recomendación". Es ella a
todas las instituciones católicas para que impuestas de la
evidente falta de garantías que hay, pues la
policía, por bien dispuesta que esté, no da abasto
en estos momentos, y además porque es patriótico
contribuir a su acción, recomendamos a todas las
instituciones católicas se precavan, estén alerta,
tengan su vigilancia propia, sin ahorro de
armas, ni de pólvora y estén dispuestas a la
defensa en cualquier momento, de día y de noche, y sin
fiarse de aparentes calmas. Todo esto lo aconseja la hora actual
y lo impone la más elemental prudencia. Con muchos ataques
con el éxito
(!) del llevado a cabo contra San Carlos…los maximalistas
se convierten como el "hermano lobo" de la vida del de
Asís!"

Sin embargo, a pesar de la tónica festiva de
estas palabras, debemos decir que la organización de los
obreros católicos para la represión tuvo sus puntos
débiles. Tal el caso del ataque llevado adelante en el
pueblo de Piñeyro
(Avellaneda). El Pueblo del 15 de Enero comentaba a este
respecto "Es menester que todas las instituciones
católicas impuestas de la evidente falta de
garantías que hay, pues la policía, por bien
dispuesta que esté, no da abasto en estos momentos, y
además porque es patriótico contribuir a su
acción, se precavan, estén alerta, tengan
vigilancia propia, sin ahorro de armas ni de pólvora, y
estén dispuestas a la defensa en cualquier momento, de
día y de noche, y sin fiarse de aparentes
calmas"

La acción de los círculos de obreros
católicos evidenció entonces en su papel represor,
junto a la policía que "era insuficiente". Aquí,
como no se mencionara anteriormente, la utilización de
armas de fuego se hace presente. Así pues los obreros
católicos son llamados a defender el orden establecido y a
la patria. "Es indudable que nada podrá hacerse
prescindiendo de las masas obreras, y los actuales
acontecimientos están haciendo ver como son ellas las que
impondrán las soluciones
Estas serias consideraciones nos han hecho pensar en la
celebración en Buenos Aires de un congreso internacional
sudamericano de la clase obrera católica, cuyas
resoluciones serán de una significación
trascendental por el intercambio de los conocimientos que supone
y el prestigio de los diversos pueblos que
intervengan.

Creemos que este congreso ha de contribuir
además al bien de la patria, no solo porque sus
deliberaciones aportarán luz a los parlamentos que se
disponen a emprender de lleno la magna tarea de la
legislación social,
(…) (y) ha de contribuir
poderosamente a cimentar las bases de la paz y a asegurar la
estabilidad de las instituciones fundamentales, tan amenazadas
por ciertas corrientes modernas."

Encontramos que el accionar de los obreros
católicos se presenta fundamental en lo que hace a los
aspectos represivos, pero también surge de su
dirección la iniciativa para llevar adelante un activo
desempeño en la elaboración de
cierta legislación social, que desde luego interpretamos
como una estrategia que contenga los marasmos, producto de
las contradicciones inherentes al capitalismo. El arzobispo
respondía "Me complace sobremanera el ver que
comprenden uds. Toda la trascendencia del sesgo que toman los
destinos de la civilización cristiana en los tiempos
nuevos, que se inician, y que sienten la necesidad de afrontar la
tarea de colaborar en la preparación de la
legislación, que ya no puede postergarse, ni
eludirse.
"

ABORDAJE DE CONCLUSIONES
PRELIMINARES

Sin duda el accionar de los Círculos Obreros
Católicos durante los episodios de la semana santa
comprueba la coherencia existente entre los postulados
teóricos de la Iglesia Católica y la
práctica.

El rol ideológico de la Iglesia actuó en
distintos niveles. Primero, estableciendo aquellas pautas que la
institución consideraba deseable en lo referente a los
modos y dispocisión de organización de la clase. Es
decir, una clase que en los preceptos de la iglesia, debe estar,
naturalmente, subordinada a los intereses del orden y la paz
social (o lo que es lo mismo, a los intereses de la
burguesía) En este sentido, tanto los escritos
teóricos como aquellos de índole
propagandístico apuestan fuertemente a denostar el
principal enemigo de ese orden establecido, la clase obrera
organizada que en el transcurso de estos años y con la
profundización de la explotación
-remitámonos, por ejemplo, a las condiciones descritas al
comienzo de esta investigación respecto de los salarios-,
producto de las condiciones de producción capitalistas,
iría evolucionando en sus formas de conciencia y en sus
modos de acción, en las estrategias y las
tácticas a desarrollar y en su modo de organización
política. Es por tal motivo que para la Iglesia y sus
círculos católicos el intento de incrementar un rol
activo en la vida social y política se presentó
como una prioridad a lograr. En tal sentido, otra de las
preocupaciones de la iglesia, y de lo que sería
años después de la semana trágica la
Juventud
Católica Argentina y la confederación de la
prensa
Católica, estuvo dada por la proliferación de
periódicos católicos. En una carta enviada por
el Arzobispo de Buenos Aires el 17 de Marzo de 1919 al ministro
Honorio Pueyrredon se declaraba. "La iglesia trabaja
tenazmente, desde hace años, en la moralización de
la masa del pueblo y singularmente en lo que atañe al
mejoramiento de la clase obrera. En estos últimos
años los Círculos de Obreros Católicos no se
han limitado a la mutualidad, sino que también han
extendido su radio de
acción por medio de la propaganda pública, al
sindicalismo Cristiano, para combatir así los extremos
siempre peligrosos".
Entendemos pues que las herramientas
de adoctrinamiento de la Iglesia se desplegaron -o intentaron
desplegar- en los distintos ámbitos de la vida social.
Incluso desde la juventud, en lo que fuera la ardiente defensa de
la Educación
religiosa primaria y secundaria, y la conformación de la
Acción Católica Argentina, nacida en 1923. Este
tipo de actividades, analizadas aquí a la luz de los
acontecimientos de la semana trágica, poseía un
carácter tan extenso, que inclusive, cruzaba las fronteras
nacionales, tal cual se observaría en el congreso
Latinoamericano de Mayo de 1919. "Hemos conversado largamente
con el presbítero doctor Napal, uno de los luchadores de
los círculos obreros, quien nos ha dado informaciones
valiosas sobre la basta y completa organización de esta
notable institución, que no nos cansaremos de admirar y
que pensamos transplantar a Chile, donde estamos seguros de que
hemos de triunfar"

La apuesta, en lo referente a legislación social,
como dijéramos, se profundiza luego de la Semana
Trágica, aunque sin embargo como afirmáramos en las
primeras páginas de este trabajo su intención es
meramente contenedora, y sostuvo la noción del sufrimiento
a que están destinados los trabajadores. Encontramos un
claro ejemplo de esta tendencia en la carta pastoral
de la cuaresma subsiguiente escrita por el Obispo de
Córdoba "Sobre el proletariado antes y después
de Cristo
" que con cierto cinismo afirma "Toda la
legislación llegará a ser muy buena para calmar las
dolencias de esta llaga profunda, pero sin alcanzar a curarla. Le
prestará el calmante que le proporciona sin sanarla la
beneficencia, vigilante, ingeniosa y perseverante como la ha
creado el catolicismo
." Y en otro pasaje "Crea todo esto
una inmensa deuda del proletariado para con el redentor. Inmensa
por el encumbramiento que hiciera de las personas que lo forman,
y más todavía por el derecho especial que les
acuerda al reino de los cielos, centro de una incomparable
felicidad, que las más opulentas riquezas a su vista son
despreciables.
(…) De aquí deriva el derecho
que tienen a ser dirigidos y ayudados por la
ilustración y los talentos, sirviéndose en
primer término
de la caridad mínima que la
justicia de la ley, y
recurriendo además, en su favor, a la justicia grande del
amor"
Y
por último "Por qué el proletariado se
dejaría seducir por el grito de la igualdad? Esta
ya la tiene, y debe advertir que tiene también su limite,
pasado el cual entre en el desorden y toca con lo imposible.

(…) Justo es que aspire a que vengan las leyes auxiliares
de la pobreza,
inspiradas en los ideales católicos, pero resistiendo
siempre a afiliarse en ningún partido extremista"

.

La doctrina social de la Iglesia, su accionar y el de
sus círculos obreros católicos en la semana
trágica y las derivaciones inmediatas de la misma quedan
expuestas en este trabajo. Sin duda alguna, refutamos la
noción de que es el accionar de la clase obrera
organizada, en lo que fuera el proceso de huelga de enero, quien
motiva directamente las respuestas de los Círculos Obreros
Católicos, sino que por el contrario su accionar es
consecuencia de un denso entramado previo, tal como se observara
solo a modo de ejemplificación en los hecho de Diciembre
de 1918 en la plaza de los dos congresos.

Queda por establecer la instancia en que este tipo de
organizaciones se institucionalizaron en la Liga
Patriótica; Sin duda los Círculos de Obreros
Católicos constituyeron su antecedente más
próximo temporal y conceptualmente.

BUENOS AIRES, DICIEMBRE DE 2007.

BIBLIOGRAFÍA
CONSULTADA

Auza, N, Corrientes sociales del catolicismo Argentino,
Claretiana, Buenos Aires, 1984

Bilsky, E, La semana trágica, CEAL, Buenos Aires
1984

Godio, J, La semana trágica de Enero de 1919,
Hyspamérica, Buenos Aires, 1985

Hobsbawm,E. Historia del Siglo XX, Crítica.

Historia del movimiento obrero, Nº 38, CEAL, Buenos
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Landaburu, A. El proyecto
católico para los trabajadores, una respuesta al problema
social. En Sitio WEB http://www.aset.org.ar/congresos/5/aset/PDF/LANDABURU.PDF

Pozzi, P y Negra, F. Huellas Imperiales, Imago Mundi,
Buenos Aires

Contra la cultura del trabajo…..

Sartelli, E, Celeste, Blanco y Rojo. Democracia,
Nacionalismo y
clase obrera en la crisis
hegemónica (1912-22), Razón y Revolución
nº 2, Buenos Aires, 1996

Sartelli, E Compilador, Contra la cultura del trabajo,
RyR, Buenos Aires, 2007

Periódico del Partido Socialista La Vanguardia
desde Enero de 1918 hasta Mayo de 1920

Periódico Anarquista La Protesta

 

Javier Alejandro Gullo

Realizó estudios de Historia en la Universidad de
Buenos Aires, ha publicado "Breves Relatos de la
Oscuridad
", libro de género
literario que desde la ficción aborda distintos aspectos
de la problemática contemporánea. Actualmente
está trabajando en su tesis de
licenciatura.

 

UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

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